NOVENA A SAN ONOFRE PARA PETICIONES DE DINERO Y TRABAJO
NOVENA DE SAN ONOFRE
Se inicia con la Señal de la Santa Cruz,
después Oración Inicial de Todos los Días.
Luego con la Oración del Día correspondiente,
se hace la Petición , se reza El Padre Nuestro,
El Avemaría y el Gloria y por último
La Oración Final de Todos los Días.
ORACION INICIAL
PARA TODOS LOS DIAS
Señor mío, Jesucristo,
Dios y Hombre verdadero,
que os hiciste hombre para satisfacer
por nuestros pecados,
con vuestra pasión y muerte:
lleno de confusión y arrepentimiento lento,
confieso que ha sido muy grande
mi ingratitud e infidelidad:
pues creyendo y confesando,
como católico, estas verdades
eternas y consoladoras,
he tenido la temeridad de ofenderos.
Más, viendo que sois bondad
y misericordia infinitas,
y que no desecháis a quien
contrito y humillado implora
vuestra clemencia
os presento los méritos
de vuestra Santísima Madre,
y los ruegos e intercesión
de vuestro fiel siervo San Onofre,
y me postro reverente a vuestros pies,
pidiendo que perdonéis mis pecados que detesto,
con verdadero auxilio de vuestra gracia
no volver a pecar.
ORACION FINAL
PARA TODOS LOS DIAS
Glorioso San Onofre,
a quien he escogido por mi Patrono y Modelo particular,
y en quien tengo absoluta confianza;
concededme que yo experimente
los saludables efectos de tu poderosa intercesión,
para con Dios.
En tus manos deposito todas las necesidades
y en particular, la que hoy pongo bajo tu protección.
Alcanzadme pues, éste favor, si me conviene,
y todas las demás gracias necesarias
para liberarme del pecado,
y conseguir mi propia salvación,
y aún mi santificación.
Amén
PRIMER DIA
Ilustre anacoreta, amado del Señor,
San Onofre, os doy el parabién por la Gloria
con que el Señor ha premiado vuestras virtudes;
y os suplico que me alcancéis aquella fe viva,
con la que le confesabais,
en medio de los hombres,
y entre las humillaciones
con que comprobó vuestra fidelidad.
Alcanzadme también aquella confianza
con que os arrojasteis en los brazos
de la divina providencia,
que os abrió el camino
para conseguir el reino de los Cielos.
Amén.
SEGUNDO DIA
Humilde anacoreta y glorioso San Onofre,
uniéndome al espíritu en que vivís en el cielo,
doy gracias infinitas al Señor, por que os creó,
os conservó, os redimió;
os santificó, os enseñó a vencer al mundo,
al demonio y a la carne;
y os exaltó, aumentando vuestra gloria
y poniendo en vuestras manos
una parte de su omnipotencia,
para que favorezcáis a vuestros devotos:
Interponed vuestros eficaces ruegos,
para que, reconociendo, como vos,
los beneficios de la creación, conservación,
redención y demás misericordias divinas,
consigamos la gloria del cielo,
en vuestra santa compañía.
Amén.
TERCER DIA
Glorioso y bienaventurado San Onofre;
tu confundes mi tibieza, mi amor propio
y mi apego a las cosas transitorias,
con aquel santo fervor y grande amor tuyo
a Jesucristo, nuestro Salvador,
por el cual preferisteis, ante que ofenderle,
dejar tu patria e intereses temporales,
los amigos y aún las comodidades
de una vida en el mundo,
entregándote a la vida mortificada del desierto:
Intercede, pues, glorioso santo,
con el mismo Señor del Cielo
para que imitando yo tu vida mortificada
y tu prudencia admirable,
cumpla el primer mandamiento de la ley de Dios,
amándola siempre y sirviéndole
con fidelidad en esta vida,
merezca gozarle en tu compañía,
para siempre en el cielo.
Amén.
CUARTO DIA
Fielísimo y venerado San Onofre,
que has manifestado al mundo
como verdadero discípulo e imitador de Cristo Jesús, renovado en tu bendito cuerpo su acerbísima pasión,
siendo perseguido y despreciado,
y macerando tu carne con continuos ayunos,
vigías y austera penitencia:
alcanzadme la gracia de la divina luz,
que ilumine nuestros entendimientos,
para que conozcamos, que si no hacemos penitencia
solo seremos cristianos de nombre;
pedidlo también, que infunda en nosotros
el amor a la Cruz y a la mortificación interior,
porque así podamos gozar
las eternas alegrías de la gloria.
Amén.
QUINTO DIA
Oh Glorioso San Onofre,
vuestra constante práctica de la oración,
de la mortificación de los sentidos, y de toda virtud,
fueron los dones de la divina gracia
con que te hiciste agradable a Dios,
a los ángeles y a los hombres:
Alcanzadnos benignamente,
la gracia de imitar estas virtudes,
para que apoyados únicamente en Dios,
salgamos triunfantes de todos los peligros
del alma y cuerpo.
Amén.
SEXTO DIA
Ejemplo de fortaleza y de valor,
Glorioso San Onofre, que habéis experimentado
en el curso de vuestra vida de penitencia,
cuan suave es el yugo del señor.
Vos podéis decir con San Pablo:
"¿ Quien me podrá apartar de mi Dios?
¿El hambre, la tribulación, la angustia,
la desnudez, el peligro, la persecución?"
Yo espero que nada de eso ha de tener fuerza para apartarme de mi Dios,
con cuya gracia triunfaré
de todos mis enemigos interiores.
Pero, acordaos, oh prodigioso Santo,
de mi tibieza y debilidad
que me hacen tan ingrato al soberano Bien,
para que me alcancéis de Su Majestad
el fervor en su servicio
y una continua presencia de Dios,
que anime todas mis obras.
Amén.
SEPTIMO DIA
Ilustre anacoreta e invencible soldado
de la milicia de Jesucristo:
Sois un jardín ameno;
fe viva, esperanza firme, caridad ardiente,
prudencia admirable, justicia incorruptible;
fortaleza suma, templanza heroica
y humildad perfecta.
Este tesoro de virtudes,
con que a vuestra muerte os presentasteis
delante de Dios, os ha hecho tan celebre
y conocido entre los hombres.
Pedidle, pues, que avivando mi fe
aprenda de vuestro ejemplo todas estas virtudes,
para que, con su ayuda, merezca
en la hora de muerte la gracia de que sea santo,
y después, logre entrar en la gloria celestial.
Amén.
OCTAVO DIA
Oh admirable y Glorioso San Onofre,
por el ejemplo y lecciones tan eficaces
que me dio vuestra conducta en todo el periodo
de vuestra larga vida y en el instante de vuestra muerte; empeñaos en mi favor, con el Señor,
para que imitando vuestro ejemplo admirable
ofrezca a Dios este poco de vida corruptible,
y alcance el premio de la vida y gloria
que son interminables en el cielo.
Amén.
NOVENO DIA
Oh Glorioso San Onofre,
que tenéis gran valimento ante Dios,
como lo indican claramente los repetidos
y grandes milagros que Él hace por vuestra mediación:
usad, pues de este soberano don,
en favor de los necesitados
que imploran vuestra protección, y singularmente, alcanzadnos una fe firme y vigorosa.
Rogad, así mismo,
por la exaltación de la Santa Iglesia;
felicidad del Vicario de Cristo,
nuestro Santísimo Padre El Papa;
por la paz y concordia entre los pueblos Cristianos; extirpación de las herejías, vicios y pecados;
iluminación de los gentiles
y acierto en todos los que nos gobiernan;
aquella gracia que más necesito,
y que os he pedido en esta novena,
que ofrezco a gloria de Dios,
honor tuyo y provecho de mi alma;
a fin de que, aprovechando bien
los días de mi corta vida
merezca ver cuan hermosa es vuestra corona,
entre los muchos cortesanos de la gloria.
Amén.
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