YEMANYÁ
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Dentro de las Siete Potencias Afrcanas de la religión Yoruba, Yemanyá representa la diosa del mar de los yorubas. Además posee todos los atributos míticos de la luna. De la unión con su hijo Orungán, nacieron catorce de los dioses más importantes. Su danza ritual asemeja o asimila el movimiento de las olas del mar. Su color favorito es el azul. Está sincretizada como Nuestra Señora de Regla.
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De todos los orishas conocidos, Yemanyá es una de las diosas más populares y amadas. Para los santeros constituye una diosa majestuosa. Es orgullosa y arrogante, y posee las riquezas de todos los siete mares. Es dura y exigente. Viril y violenta. Es la deidad de las profundidades oceánicas.
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En su aspecto Yemanyá Olokún solo puede ser vista en sueños. Se dice que el manjar predilecto de Yemanyá en los güemileres son las cucarachas. Cuando uno de sus omo-orishas es poseido por la orisha, come toda cucaracha que encuentre. Las cucarachas son también las favoritas de otros dioses, quienes las emplean como sus mensajeros. Cuando se celebra un güemilere en honor de la orisha, los santeros se aseguran que ninguno de estos insectos estén a la vista. Por último, se utiliza a Yemanyá en cualquier tipo de asunto relativo a los negocios de mujeres para resolverlo con su ayuda. De igual manera se la utiliza muy a menudo para los ritos de fertilidad, de las mujeres que no pueden concebir y en general es tenida como protectora de feminidad. A Yemanyá se le hacen ofrendas en el mar.
De manera pues, que la forma Yemanyá de la religión Yoruba, es la reina suprema de las aguas saladas y es identificada con la Virgen de Regla, (Regla es un pueblo de Cuba) patrona del Puerto de la Habana, Cuba. Yemanyá es negra como el carbón y su pelo es la pura pasa. Es una diosa muy poderosa y antigua.
Uno de los appatakis más antiguos cuenta como Yemanyá se hizo dueña del mar. A Yemanyá se le sacrifican patos. Le encanta el ekru que es un tamal hecho cvon frijol de carita. Le gustan mucho el carnero, el pescado y las palomas. Yemanyá es altanera y vistosa, pero también divertida, y cuando se posesiona de algún creyente le infunde toda su gracia.
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Cuando baila simula las olas del mar batidas por suaves brisas tropicales. Su fruta es el melón de agua. Adora el melado de caña.
Yemanyá es pura e inmensa como el mar. Lo tiene todo, como el mar. Es la madre del mundo.
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